Viejo Padre Invierno
En el imaginario de los pueblos noreuropeos existía la figura del Abuelo o Padre Invierno, pero éste no regalaba juguetes ni nada parecido. Lo que se le pedía era benevolencia para que los días invernales pasasen sin excesiva crudeza y pudiese llegar el sol revitalizador tras su marcha, símbolo del renacer de la vida. Para ello se le "sobornaba" ofreciéndole en cada casa comida y bebida en abundancia.
Curiosidades de la historia, tras la expansión del cristianismo entre los pueblos bretones se instauró la tradición de que un habitante del pueblo se disfrazara de Padre Invierno con lo que se ponía morado en un pantagruélico banquete.
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